Información de la revista
Vol. 9. Núm. 3.
Páginas 133-135 (Mayo - Junio 2013)
Vol. 9. Núm. 3.
Páginas 133-135 (Mayo - Junio 2013)
Editorial
Acceso a texto completo
Enfermedades relacionadas con IgG4 (IgG4-RD), con horizonte no limitado a la enfermedad de Mikulicz
IgG4 (IgG4-RD) related diseases, with a horizon not limited to Mikulicz's disease
Visitas
65320
Carlos Abud-Mendoza
Unidad Regional de Reumatología y Osteoporosis, Hospital Central «Dr. Ignacio Morones Prieto», Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, San Luis Potosí, México
Este artículo ha recibido
Información del artículo
Texto completo
Bibliografía
Descargar PDF
Estadísticas
Texto completo

Las IgG4-RD se caracterizan por lesiones inflamatorias seudotumorales, por infiltrado linfoplasmocitario de células IgG4+ y elevación sérica de IgG4. Por décadas, se consideraron la enfermedad de Mikulicz y el síndrome de Sjögren como afecciones idénticas1–5.

La IgG1 es la inmunoglobulina más prevalente (> 50%) y la IgG4 conforma solo menos del 5%. La IgG4 tiene puentes disulfuro que unen inestablemente las cadenas pesadas, lo que permite su separación conformando 2 sitios de unión antigénicos, por lo que el anticuerpo es biespecífico asimétrico, con papel in vivo no claramente definido. La IgG4 interacciona con la porción Fc de IgG1-3 y no a través de Fab-Fc, como ocurre para otras inmunoglobulinas, con actividad de factor reumatoide. Por lo anterior, la IgG4 tiene poca o nula reacción cruzada entre antígenos y rara vez conforma complejos inmunitarios sin capacidad de activación del complemento1.

La IgG4 característicamente resulta protagónica en:

  • 1.

    Antiinflamación: a través de unión a antígenos solubles bloquea interacción con IgE y células cebadas, con subsecuente inhibición de la respuesta alérgica.

  • 2.

    Fisiopatogenicidad: como en pénfigo foliáceo, donde la IgG4 se dirige contra la desmogleína (proteína de unión dermoepidérmica) y en la tercera parte de pacientes con glomerulonefritis membranosa, en quienes la IgG4 interactúa con el receptor de fosfolipasa A2 tipo M de los podocitos. Hay autoanticuerpos IgG4 antimetaloproteinasa ADMATS13 con protagonismo en la púrpura trombocitopénica trombótica1,6.

  • 3.

    Reacción de autoanticuerpo: interacciones de la IgG4 con otros anticuerpos.

La expresión clínica de las IgG4-RD es casi universal1-5; las 2 presentaciones clásicamente descritas son la afección de glándulas salivales y lagrimales (enfermedad de Mikulicz) y la afección pancreática, que pueden ocurrir aisladamente o presentarse acompañando otros problemas orgánicos; así, puede haber afección de vías biliares y de glándulas salivales asociadas al proceso inflamatorio y fibrosante del páncreas7–9.

La mayor presentación de las IgG4-RD ocurre entre los 55-60 años, con predominio en mujeres. Característicamente, origina crecimiento o engrosamiento del órgano afectado y formación de seudotumores, que pueden dar lugar a disfunción orgánica (p. ej., xerostomía y xeroftalmía por afección glandular salival y lagrimal, diarrea crónica por pancreatitis, disnea por neumonitis intersticial, etc.).

De gran interés resulta el diagnóstico diferencial entre enfermedad de Mikulicz y síndrome de Sjögren10-12, con sobreposición de algunas manifestaciones clínicas y serológicas. La primera ocurre característicamente en la sexta década, en el género femenino, y el crecimiento glandular es persistente, con niveles elevados de IgG4 e índice IgG4/IgG, menor prevalencia de anticuerpos antinucleares (ANA) (≤ 30%), seronegatividad para anti-Ro y anti-La (SSA, SSB), preservación glandular, fibrosis estoriforme (del centro a la periferia) en etapas avanzadas, obliteración venular (flebitis obliterativa) y excelente respuesta a esteroides, mientras que el Sjögren es más común en la quinta década, en mujeres, con mayor presentación de xerostomía y xeroftalmía, ANA (90%) y anti-SSA (50%), puede evolucionar a destrucción glandular y sin respuesta a esteroides.

La inmunohistoquímica precisa diagnóstico y excluye otras entidades como linfomas. En caso de afección hepática, hay inflamación portal; en la afección renal, infiltrado tubulointersticial y, menos frecuente, glomerular (nefropatía membranosa)13, y en ganglios reconocemos 5 subtipos histológicos que pudieran representar problema diagnóstico con hiperplasias y enfermedad de Castleman14.

La IgG4-RD tiene predilecciones étnicas; los japoneses se asocian a DRB1 *04015 y 0405, y los coreanos a DQB1 con recaídas; otros genes diferentes se han descrito para chinos y para expresiones clínicas selectas. Como mecanismos iniciadores, reconocemos autoantígenos en pancreatitis autoinmunitaria, como lactoferrina y anhidrasa carbónica ii con autoanticuerpos de otra subclase de IgG15. Yamamoto et al. identificaron un antígeno de 13,1Kd unido a la molécula de IgG4 en pacientes con pancreatitis autoinmunitaria y enfermedad de Mikulicz, no presente en pacientes con Sjögren ni en controles sanos16.

Adicionalmente, se han documentado alteraciones en la activación y la regulación de los receptores tipo Toll y tipo NOD. La activación del receptor tipo Toll 4 en los pacientes con IgG4-RD condiciona incremento de IL-10, mayor respuesta de linfocitos Th2 y mayor producción de IgG4, pero en sanos ocurre mayor producción de interferón y factor de necrosis tumoral17-29.

El principal modulador de la respuesta en IgG4-RD es el linfocito Th2 (conduce la hiperproducción de IgG4 y de eosinófilos); eleva la producción de diversas citocinas 18 a 45 veces más en pacientes con pancreatitis autoinmunitaria y menos en colangitis autoinmunitaria y cirrosis biliar primaria18-20. Las células T reguladoras (Treg, CD25+ FoxP3+) se encuentran elevadas en número o funcionalmente, a diferencia de lo característicamente observado en otras entidades reumáticas, donde se encuentran disminuidas y aumentan después del tratamiento. En las IgG4-RD, el aumento de Treg convencionales y de memoria es responsable de la producción de IL-10, la que a su vez es responsable del cambio a la subclase IgG4. Todo lo anterior conlleva a la activación e infiltración de células plasmáticas, eosinófilos y fibroblastos, el subsecuente daño tisular en conjunto con la liberación de citocinas y, en ocasiones, con complejos inmunitarios y activación del complemento, la que característicamente depende de la coparticipación de IgG1; en la conformación de fibrosis participa el factor de crecimiento transformante β1,20-22.

El diagnóstico suele ser de exclusión ante enfermedades más comunes, tales como infecciosas (virales, bacterianas, micobacterianas y fúngicas) y neoplásicas (linfoma). Su reconocimiento ha aumentado debido a las características distintivas y criterios de clasificación: a) disfunción de uno o más órganos; b) evidencia imagenológica de afección por IgG4-RD (p. ej., seudotumores, inflamación peripancreática «en salchicha», neumonitis intersticial); c) serológico: niveles séricos de IgG4 >135mg/dl, y d) patológico: infiltración linfoplasmocítica, fibrosis estoriforme, flebitis obliterativa, eosinofilia, inmunohistoquímica IgG4+ (≥ 10 células IgG4 en campo de alto poder y/o relación de células IgG4+/IgG+ de 40%); con sensibilidad del 92% y especificidad del 88-95%. La eosinofilia ocurre en el 15 al 20%1,2,4.

No obstante su baja prevalencia, lo que las sitúa en la condición de afecciones de diagnóstico de exclusión, y de que en ocasiones constituyen parte de procesos comórbidos asociados, el clínico debe considerar las IgG4-RD en el diagnóstico diferencial ante la presencia de cualquier enfermedad con manifestaciones glandulares, pulmonares, retroperitoneales, tiroideas, de la encrucijada biliopancreática, oculares, aórticas, mediastinales, renales, urogenitales y neurológicas. Así, en la tercera parte de las vasculitis asociadas a anticuerpos citoplasmáticos antineutrófilos, como poliangeítis granulomatosa (PG) y la PG con eosinofilia (Churg Strauss), cursan con aumento de IgG4, además de que casi el 10% de las IgG4-RD reúnen criterios o se asocian a Sjögren, vasculitis, cáncer, etc1-9,11,13,21-31.

Aunque no son condición sine qua non para diagnóstico, debemos tener en cuenta los niveles elevados de IgG4 (normales hasta en el 30%). De 3.300 determinaciones de IgG4 realizadas por sugerencia clínica, 158 (4,8%) los tuvieron elevados (> 140mg/dl) y solo 29 (18,4%) tuvieron IgG4-RD posible o definitiva22, hecho que evidencia que la mayoría de los pacientes con manifestaciones clínicas indicativas de IgG4-RD, aun con niveles elevados de IgG4, tienen otras enfermedades responsables de sus manifestaciones, como vasculitis22-31. De acuerdo con los criterios y lo anteriormente anotado, analizamos 23.712 biopsias de enero del 2011 a junio del 2012 y seleccionamos 34 potencialmente compatibles con IgG4-RD de acuerdo con estudios histopatológicos convencionales (mastitis granulomatosa 17, sialoadenitis 8, tiroiditis [2 y uno de cada uno: dacrioadenitis, tumor pleomórfico parotídeo, pericarditis, tumor inflamatorio de pulmón, tumor miofibroblástico o esclerosante, aortitis linfoplasmocítica, tumor inflamatorio de íleon y LEG con pancreatitis autoinmunitaria y sialoadenitis crónica]); solo en el 10% se ratificó IgG4-RD.

La respuesta a esteroides a dosis bajas es distintiva de las IgG4-RD, aunque resulta de interés que hasta el 30% de los pacientes con IgG4-RD tienen resolución espontánea y un porcentaje similar es refractario o tiene recaídas, para los que la terapia depletora de células B con rituximab generalmente es adecuada32; podemos utilizar también metotrexato, ácido micofenólico y azatioprina. Hay evidencia de que con tratamiento se modifica el curso natural de la enfermedad, tanto para normalizar la función orgánica como para evitar la fibrosis33.

Bibliografía
[1]
J.H. Stone, Y. Zen, V. Deshpande.
IgG4-related disease.
N Engl J Med, 366 (2012), pp. 539-551
[2]
J.H. Stone, A. Khosroshahi, V. Deshpande, J.K. Chan, J.G. Heathcote, R. Aalberse, et al.
IgG4-Related disease: recommendations for the nomenclature of this condition and its individual organ system manifestations.
Arthritis Rheum, 64 (2012), pp. 3041-3047
[3]
V. Deshpande, R. Gupta, N.I. Sainani, D.V. Sahani, R. Virk, C. Ferrone, et al.
Subclassification of autoimmune pancreatitis: a histologic classification with clinical significance.
Am J Surg Pathol, 35 (2011), pp. 26-35
[4]
V. Deshpande, Y. Zen, J.K.C. Chan, E.E. Yi, Y. Sato, T. Yoshino, et al.
Consensus statement on the pathology of IgG4-related disease.
Modern Pathol, 25 (2012), pp. 1181-1192
[5]
A. Khosroshahi, J.H. Stone.
A clinical overview of IgG4-related systemic disease.
Curr Opin Rheumatol, 23 (2011), pp. 57-66
[6]
S. Ferrari, G.C. Mudde, M. Rieger, A. Veyradier, J.A. Kremer Hovinga, F. Scheiflinger.
IgG subclass distribution of anti-ADAMTS13 antibodies in patients with acquired thrombotic thrombocytopenic purpura.
J Thromb Haemost, 7 (2009), pp. 1703-1710
[7]
T. Kamisawa, K. Takuma, N. Egawa, K. Tsuruta, T. Sasaki.
Autoimmune pancreatitis and IgG4-related sclerosing disease.
Nat Rev Gastroenterol Hepatol, 7 (2010), pp. 401-409
[8]
L. Frulloni, C. Scattolini, M. Falconi, G. Zamboni, P. Capelli, R. Manfredi, et al.
Autoimmune pancreatitis: differences between the focal and diffuse forms in 87 patients.
Am J Gastroenterol, 104 (2009), pp. 2288-2294
[9]
M. Ebbo, L. Daniel, M. Pavic, P. Séve, M. Hamidou, E. Andres, et al.
IgG4-related systemic disease: features and treatment response in a French cohort: results of a multicenter registry.
Medicine (Baltimore), 91 (2012), pp. 49-56
[10]
M. Yamamoto, S. Harada, M. Ohara, C. Suzuki, Y. Naishiro, H. Yamamoto, et al.
Clinical and pathological differences between Mikulicz's disease and Sjogren's syndrome.
Rheumatology (Oxford), 44 (2005), pp. 227-234
[11]
W.S. Morgan, B. Castleman.
A clinicopathologic study of Mikulicz's disease.
Am J Pathol, 29 (1953), pp. 471-503
[12]
M.N. Carruthers, J.H. Stone, A. Khosroshahi.
The latest on IgG4-RD: a rapidly emerging disease.
Curr Opin Rheumatol, 24 (2012), pp. 60-69
[13]
T. Saeki, S. Nishi, T. Ito, H. Yamasaki, S. Miyamura, I. Emura, et al.
Renal lesions in IgG4-related systemic disease.
Intern Med, 46 (2007), pp. 1365-1371
[14]
Y. Sato, T. Yoshino.
IgG4-Related Lymphadenopathy.
Int J Rheumatol, (2012), pp. 572539
[15]
Y. Zen, Y. Nakanuma.
Pathogenesis of IgG4-related disease.
Curr Opin Rheumatol, 23 (2011), pp. 114-118
[16]
M. Yamamoto, Y. Naishiro, C. Suzuki, Y. Kokai, R. Suzuki, S. Honda, et al.
Proteomics analysis in 28 patients with systemic IgG4-related plasmacytic syndrome.
Rheumatol Int, 30 (2010), pp. 565-568
[17]
H. Tsuboi, N. Matsuo, M. Iizuka, S. Tsuzuki, Y. Kondo, A. Tanaka, et al.
Analysis of IgG4 class switch-related molecules in IgG4-related disease.
Arthritis Res Ther, 14 (2012), pp. R171
[18]
R. Akitake, T. Watanabe, C. Zaima, N. Uza, H. Ida, S. Tada, et al.
Possible involvement of T helper type 2 responses to Toll-like receptor ligands in IgG4-related sclerosing disease.
[19]
T. Watanabe, K. Yamashita, S. Fujikawa, T. Sakurai, M. Kudo, M. Shiokawa, et al.
Involvement of activation of toll-like receptors and nucleotide-binding oligomerization domain-like receptors in enhanced IgG4 responses in autoimmune pancreatitis.
Arthritis Rheum, 64 (2012), pp. 914-924
[20]
A. Tanaka, M. Moriyama, H. Nakashima, K. Miyake, J.N. Hayashida, T. Mahejara, et al.
Th2 and regulatory immune reactions contribute to IgG4 production and the initiation of Mikulicz disease.
Arthritis Rheum, 64 (2012), pp. 254-263
[21]
S. Kawa, T. Ito, T. Watanabe, M. Maruyama, H. Hamano, M. Maruyama, et al.
The Utility of Serum IgG4 Concentrations as a Biomarker.
Int J Rheumatol, (2012), pp. 198314
[22]
Ryu JH, Horie R, Sekiguchi H, Peikert T, Yi ES. Spectrum of disorders associated with elevated serum IgG4 levels encountered in clinical practice. Int J Rheumatol. 2102:232960. doi:10.1155/2012/232960. Epub 2012 May 27.
[23]
Y. Zen, S. Kasashima, D. Inoue.
Retroperitoneal and aortic manifestations of immunoglobulin G4-related disease.
Semin Diagn Pathol, 29 (2012), pp. 212-218
[24]
M. Hermet, M. André, J.L. Kémény, G. Le Guenno, P. Déchelotte, G. Guettrot-Imbert, et al.
Is IgG4-related disease a cause of xerostomia? A cohort study of 60 patients.
Int J Rheumatol, (2012), pp. 303506
[25]
M.P. Alexander, C.P. Larsen, I.W. Gibson, S.H. Nasr, S. Sethi, M.E. Fidler, et al.
Membranous glomerulonephritis is a manifestation of IgG4-related disease.
[26]
M. Takahira, Y. Ozawa, M. Kawano, Y. Zen, S. Hamaoka, K. Yamada, et al.
Clinical aspects of IgG4-related orbital inflammation in a case series of ocular adnexal lymphoproliferative disorders.
International Journal of Rheumatology, (2012),
[27]
T. Peikert, B. Shrestha, M.C. Aubry, T.V. Colby, J.H. Ryu, H. Sekiguchi, et al.
Histopathologic overlap between fibrosing mediastinitis and IgG4-related disease.
International J Rheumatol, (2012),
[28]
D. Inoue, Y. Zen, Y. Sato, H. Abo, H. Demachi, A. Uchiyama, et al.
IgG4-related perineural disease.
International J Rheumatol, (2012),
[29]
S.Y. Chang, K. Keogh, J.E. Lewis, J.H. Ryu, E.S. Yi.
Increased IgG4-positive plasma cells in granulomatosis with polyangiitis: a diagnostic pitfall of igg4-related disease.
International J Rheumatol, (2012),
[30]
M. Yamamoto, H. Takahashi, T. Tabeya, C. Suzuki, Y. Naishiro, K. Ishigami, et al.
Risk of malignancies in IgG4-related disease.
Mod Rheumatol, 22 (2012), pp. 414-418
[31]
A. Vaglio, J.D. Strehl, B. Manger, F. Maritati, F. Alberici, C. Beyer, et al.
IgG4 immune response in Churg-Strauss syndrome.
Ann Rheum Dis, 71 (2012), pp. 390-393
[32]
A. Khosroshahi, M.N. Carruthers, V. Deshpande, S. Unizony, D.B. Bloch, J.H. Stone.
Rituximab for the treatment of IgG4-related disease: lessons from 10 consecutive patients.
Medicine (Baltimore), 91 (2012), pp. 57-66
[33]
Y. Shimizu, M. Yamamoto, Y. Naishiro, G. Sudoh, K. Ishigami, H. Yajima, et al.
Necessity of early intervention for IgG4-related disease--delayed treatment induces fibrosis progression.
Rheumatology (Oxford), (2012),
Copyright © 2013. Elsevier España, S.L.. Todos los derechos reservados
Idiomas
Reumatología Clínica
Opciones de artículo
Herramientas
es en

¿Es usted profesional sanitario apto para prescribir o dispensar medicamentos?

Are you a health professional able to prescribe or dispense drugs?