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Vol. 16. Núm. 6.
Páginas 515-516 (Noviembre - Diciembre 2020)
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In Memoriam
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Vida, obra y muerte del profesor Luis R. Espinoza: un legado viviente
The Life, Work and Death of Professor Luis R. Espinoza: A Living Legacy
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Luis Javier Jara Quezadaa, Luis H. Silveirab,
Autor para correspondencia
luis_hsil@yahoo.com

Autor para correspondencia.
, Píndaro Martínez Osunac
a Director de Educación e Investigación en Salud. UMAE Hospital de Especialidades Dr. Antonio Fraga Mouret. Centro Médico Nacional La Raza, IMSS, Ciudad de México, México
b Médico Adjunto. Departamento de Reumatología. Instituto Nacional de Cardiología Ignacio Chávez, Secretaría de Salud, Ciudad de México, México
c Senior Medical Advisor, Immunology, Biomedicines Clinical Development. Eli Lilly and Company, Indianápolis, IN, Estados Unidos
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El domingo 29 de marzo por la tarde falleció en la ciudad de Nueva Orleans, en los Estados Unidos, el doctor Luis R. Espinoza, distinguido reumatólogo, investigador y mentor, a los 76años de edad. El Dr. Espinoza —«Lucho», como era llamado cariñosamente por muchos— era originario de Pisco, Perú. Estudió Medicina en la Universidad Peruana Cayetano Heredia en Lima, en la cual se graduó en 1968. Su internado lo realizó en el Jersey City Medical Center, su residencia de Medicina Interna en el Barnes-Jewish Hospital de la Washington University School of Medicine, en San Luis, Missouri, y su fellowship de Reumatología en el McGill University Royal Victoria Hospital, en Montreal, Canadá. Después realizó un post-doctoral fellowship en la Rockefeller University, en la ciudad de Nueva York. Al terminarlo, regresó a McGill University como parte del cuerpo médico. Posteriormente, en 1975, fue reclutado como Associate Professor por el Departamento de Reumatología de la University of South Florida School of Medicine en Tampa. Los autores de este escrito llegaron en enero de 1990 a esa ciudad a realizar un Research Fellowship con el Maestro Espinoza. En enero de 1991 nos mudamos a la ciudad de Nueva Orleans porque el Dr. Espinoza ganó por oposición la jefatura de la sección de Reumatología del departamento de Medicina Interna del Louisiana State University Health Sciences Center, puesto que ocupó hasta el momento de su muerte.

Su esposa, la Dra. Carmen G. Espinoza, destacada dermatopatóloga y su compañera durante 50años, nos informó que el Dr. Espinoza había sido aquejado por un padecimiento maligno durante el último año de su vida, para el cual estaba recibiendo quimioterapia. A pesar de ello, él seguía acudiendo al hospital para realizar sus labores habituales.

El Dr. Luis R. Espinoza fue un ser humano extraordinario. Solía recoger a sus fellows en el aeropuerto cuando llegaban a la ciudad sede de su Research Fellowship y los alojaba en su casa mientras conseguían un apartamento para vivir. A nosotros nos tocó ser invitados a comer a su casa en varias ocasiones. En una ocasión nos alojó en su casa, a dos de sus fellows, durante el paso de un potente huracán por Nueva Orleans. El Dr. Espinoza sabía además escuchar a sus fellows tanto en el aspecto personal como en el académico. En el aspecto académico, nos incluía a todos sus alumnos en todas las actividades que él hacía. En el campo de la investigación, nos daba oportunidad de participar en todos sus trabajos y en los de algunos de los médicos adjuntos que trabajaban con él. Para complementar todo esto tuvimos la oportunidad de conocer y convivir con otros fellows y reumatólogos latinoamericanos y de otros países (incluyendo Estados Unidos), así como investigadores y técnicos de laboratorio.

El Dr. Espinoza, además, era un entusiasta incansable de la atención a los pacientes. Su labor con ellos le valió numerosos premios, incluyendo el Paulding Phelps Award, otorgado por el American College of Rheumatology a los reumatólogos con un servicio destacado a los pacientes. Lo recibió en 2007 por su labor durante el desastre ocasionado por el huracán Katrina en Nueva Orleans. Ligado a esto está la impresionante capacidad clínica que tenía y la facilidad natural para llegar al diagnóstico correcto, hasta el grado de que una vez un residente de Medicina Interna del Tampa General Hospital nos dijo: «Dr. Espinoza is always right», refiriéndose a que siempre tenía el diagnóstico correcto en cada paciente.

En lo que respecta a su producción científica, el Profesor Luis R. Espinoza publicó más de 500 artículos originales (que fueron citados en más de 7.000 ocasiones), escribió más de 200 capítulos en libros y publicó 30 libros. Sus temas de mayor interés fueron las espondiloartritis, principalmente la artritis psoriásica y la reactiva, las manifestaciones reumáticas causadas por la infección por VIH —tema en el que fue pionero—, el papel de la prolactina en varias enfermedades reumáticas y las manifestaciones reumáticas ocasionadas por los implantes mamarios de silicona, entre otros. Como prueba de su incesante actividad científica, la cual realizó hasta los últimos días de su vida, están su último libro Infections and the Rheumatic Diseases, publicado en 2019, y 4 artículos publicados este año.

Debido a su labor, recibió innumerables premios y reconocimientos internacionales, incluyendo Master of the American College of Rheumatology en 2008, Master of PANLAR en 2008, Master of the American College of Physicians en 2009, Maestro de la Reumatología de varios países de Latinoamérica y el Verna Wright Prize en 2014, por sus contribuciones en el campo de la investigación en artritis psoriásica. Fue presidente de PANLAR (2008), Chair de ILAR (2010-2012) y editor en jefe de la revista Clinical Rheumatology (2014-2018). Su trabajo editorial incluyó también ser revisor de múltiples revistas científicas internacionales y ser miembro de múltiples consejos editoriales.

El Dr. Espinoza era un hombre de integridad indiscutible, ética profesional notable, así como modestia y humildad impresionantes, a pesar de sus grandes logros y cualidades. Esta lección de vida y de muerte es lo más valioso que nos deja nuestro maestro y amigo Luis R. Espinoza, quien ayudó a sus semejantes hasta el final de sus días. Se nos adelantó en el viaje sin retorno, dejándonos con el dolor de su ausencia y con nuestro agradecimiento inconmensurable y eterno por su legado viviente.

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