Leímos con gran interés la publicación sobre Miocarditis por lupus eritematoso sistémico después de la vacunación contra la COVID-191, de Sogbe et al., que describe a una mujer de 72 años con dolor torácico pleurítico una semana después de recibir la tercera dosis de la vacuna de ARNm BNT162b21. Las pruebas serológicas para infecciones cardiotrópicas fueron negativas, pero la detección autoinmune reveló resultados positivos para anticuerpos antinucleares en dilución 1:160, anticuerpos anti-dsDNA y anti-histona1. Sogbe et al. propusieron que el diagnóstico de lupus eritematoso sistémico se hacía con afección cardiaca1. Según Sogbe et al. este es el primer informe de un caso de miocarditis lúpica después de la vacuna de la COVID-191.
Es comprensible que la vacuna contra la COVID-19 pueda causar un problema reumatológico. No obstante, es necesario descartar cualquier posible enfermedad de fondo y comorbilidad. Es imposible descartar problemas inmunológicos/reumatológicos previos o posteriores a la vacunación sin datos de investigación de laboratorio. Un problema clínico que podría pasar desapercibido como efecto secundario de la vacunación puede ser provocado por la presencia de un factor de confusión2. Por último, pero no menos importante, es posible una infección silenciosa y asintomática por la COVID-19 y puede desarrollarse durante o después de la vacunación3. Otro contribuyente potencial a la miocarditis lúpica es la COVID-19.