La Organización Mundial de la Salud define la salud sexual como un estado de bienestar físico, emocional, mental y social. La sexualidad se describe como una parte esencial de las personas, una parte integral del ser humano1.
Uno de los aspectos que pueden influir en la calidad de vida de los pacientes con enfermedades reumáticas es la sexualidad. La prevalencia de los problemas sexuales en las enfermedades reumáticas puede variar entre un 36 y un 70% y aumenta con la duración de la enfermedad2–5. Las causas son diversas. Problemas físicos o emocionales, alteraciones hormonales, algunos tratamientos y dificultades en las relaciones con la pareja, pueden contribuir a una vida sexual menos activa y a menudo menos satisfactoria6. En las fases de alta actividad puede existir una disminución del deseo sexual debido al dolor crónico, la fatiga y la rigidez. Por otro lado, la alteración de la imagen corporal por culpa de las deformidades puede conducir a una pérdida de la autoestima y a una disminución de la satisfacción sexual. El dolor durante las relaciones, la disfunción eréctil y la dificultad en ciertas posiciones son cuestiones físicas relacionadas también con la sexualidad que pueden desembocar en una pérdida de interés y en una disminución en la frecuencia de las relaciones sexuales5,7.
Se han descrito problemas sexuales específicos en diferentes enfermedades reumáticas como son la artritis reumatoide (AR)2,7, el síndrome de Sjögren8–10, el lupus eritematoso sistémico11,12, la esclerodermia13,14, la espondilitis anquilosante2,15,16, la artropatía psoriásica17 o la artrosis de cadera18,19, entre otras.
Los problemas sexuales en los pacientes con AR se han relacionado con la duración de la enfermedad, la pérdida de la movilidad y el dolor articular7. La disfunción eréctil en los hombres se correlaciona con la actividad o severidad de la enfermedad, el dolor y la fatiga. En las mujeres se añade la depresión, afectando al deseo sexual, a la excitación, al orgasmo y a la satisfacción sexual3,4. En pacientes con artritis idiopática infantil, la disfunción sexual se ha relacionado con la alteración de la imagen corporal20. En las mujeres con síndrome de Sjögren la sequedad vaginal y la vaginitis pueden producir dispareunia en el 40-50% de las pacientes21,22. Pero también puede existir dispareunia en la esclerodermia, en la AR y en el lupus eritematoso sistémico. En la esclerodermia, el fenómeno de Raynaud puede afectar a la lengua y a los pezones; la esclerosis de los dedos y las úlceras digitales pueden interferir tanto en el tacto como en la estimulación sexual. En los hombres con esclerosis sistémica, la disfunción eréctil se produciría por una disminución de la presión sanguínea en el pene debido a una afectación de los pequeños vasos23. Se han reportado casos de disminución de la libido, disfunción eréctil, eyaculación precoz y dificultad en el orgasmo en hombres con lupus eritematoso sistémico24. En las mujeres, la disfunción sexual se ha asociado a depresión y a una peor imagen corporal12. En la artropatía psoriásica el deterioro funcional, la disminución en la autoestima, trastornos de ansiedad, lesiones en zonas genitales y algunos tratamientos, pueden afectar a la sexualidad17. Algunos autores han indicado que los altos niveles de citocinas proinflamatorias, como el factor de necrosis tumoral alfa y la interleucina 1, que participan en la patogénesis de la psoriasis, están relacionados con la depresión que afecta a los pacientes con artropatía psoriásica. En los hombres la disfunción eréctil se ha relacionado con la arterioesclerosis25. En los pacientes con espondilitis anquilosante sus relaciones sexuales están afectadas por diferentes motivos. Tienen un gran impacto la función física, el dolor, la alta actividad de la enfermedad, la ansiedad y depresión y la falta de empleo16. En algunos casos de cauda equina se han descrito causas de impotencia26.
Las limitaciones en la actividad sexual son frecuentes en los pacientes afectos de artrosis de cadera. En un estudio realizado en 121 pacientes, el 67% de los encuestados referían tener problemas sexuales. Era más frecuente en mujeres y lo relacionaban con el dolor y la rigidez18. Otro de los aspectos referidos era la falta de comunicación entre los médicos y los pacientes. En un estudio retrospectivo más reciente, el 89% de los pacientes que habían sido sometidos a una artroplastia de cadera referían que la artrosis de cadera limitaba su vida sexual antes de la prótesis19. Según los datos de una revisión sistemática, la calidad de vida relacionada con la sexualidad después de una prótesis total de cadera mejora, pero la magnitud del efecto es muy variable (0-77%)27.
La falta de comunicación y comprensión de la enfermedad por parte de la pareja o, en ocasiones, demasiada atención por parte del conyugue por miedo de hacer daño físicamente, puede ser otro aspecto que dificulta las relaciones sexuales23,28.
En la atención del paciente reumático existe una falta de comunicación en lo que concierne a la sexualidad. Existen barreras por parte de los pacientes, bien por inseguridad para exponer el problema, bien por considerar que la sexualidad no es una enfermedad, bien por miedo de un posible juicio negativo por parte del médico o por creer que nada se puede hacer por los problemas sexuales29.
El tema de la sexualidad no suele abordarse habitualmente en las consultas30 y tampoco se hace referencia a ella en los cuestionarios utilizados para valorar la calidad de vida relacionada con la salud31,32.
La evaluación de los problemas sexuales requiere de instrumentos válidos y fiables, y que sean fáciles de aplicar33. En este sentido, se ha desarrollado en Francia un cuestionario con 10 preguntas sencillas sobre salud sexual en pacientes con AR, que ha sido validada en población del país vecino34.
Apenas existe información en nuestro medio acerca de la prevalencia de las disfunciones sexuales en las enfermedades reumáticas. La identificación de aquellas causas que pueden provocarlas es un reto, dado el gran número de factores que pueden influir. Un primer paso sería la utilización de cuestionarios autoadministrados, fiables y validados para poder detectarlas. Por ello, se ha puesto en marcha en la Unidad de Investigación de la Sociedad Española de Reumatología (SER) un proyecto para adaptar y validar en pacientes españoles con AR el cuestionario «Qualisex» desarrollado en Francia. Con este cuestionario se dispondrá de una herramienta que permitirá evaluar, tanto en práctica clínica como en investigación, este importante aspecto de la calidad de vida de nuestros pacientes. Se podrá utilizar en estudios observacionales y en ensayos clínicos para evaluar la eficacia de algunas intervenciones o incluso de nuevos tratamientos. También podría ser de interés utilizarlo en otras enfermedades reumáticas.
Las enfermedades reumáticas no deberían suponer ningún impedimento para mantener unas relaciones sexuales satisfactorias. Se debería recomendar planear la actividad sexual de acuerdo con el deseo y la condición física. Es fundamental la comunicación con la pareja sobre los sentimientos, deseos, juegos y necesidades sexuales. Hay que reconocer la importancia de los mimos, caricias y cualquier contacto físico.
Como consejos prácticos, se deberían evitar las temperaturas frías tomando una ducha o baño caliente, o utilizar una manta eléctrica para mantener una temperatura agradable. Es aconsejable estar descansado y relajado, tomar medicación para el dolor 30min antes de tener relaciones y utilizar gel lubrificante íntimo para disminuir las molestias durante el coito. Hay que evitar el tabaco y el alcohol. Se pueden recomendar aquellas posiciones sexuales más eficaces contra el dolor2,35,36 y recordar la importancia que tiene la confianza con los profesionales de la salud.
La parte más atractiva del cuerpo es la mente, y la actitud lo es todo.