Los tipos de lesiones de la rodilla varían mucho, desde lesiones musculares y tendinosas simples, contusiones y lesiones severas de ligamentos y cartílagos articulares. Los daños severos de la articulación de la rodilla aumentan el riesgo de acelerar el desgaste (artrosis postraumática) y a largo plazo pueden producir discapacidad1.
El síntoma dominante en la osteoartritis (OA) es el dolor articular que se alivia con el reposo pero aumenta al realizar actividad física. Recientes estudios económicos han evaluado el costo anual total del tratamiento de un paciente con OA en Estados Unidos, que se estima en unos 543-2.827 dólares; el componente más importante (46%) del costo es el cuidado hospitalario por reemplazo total2.
En México, en el Instituto Mexicano del Seguro Social durante 2003 se otorgaron más de 1,5 millones de consultas relacionadas con la OA.
El geno varo es una de la alteraciones del eje más frecuentes; normalmente se describe como una desviación de la pierna hacia medial y conlleva estrechamiento progresivo del espacio articular medial. Normalmente, se considera varo el eje anatómico de la rodilla en menos de 5-7° de valgo, y es más importante en la medida en que se invierte más el ángulo del eje axial fisiológico de la rodilla3.
El geno valgo es otra de las deformidades del eje de las extremidades inferiores; en ella hay una desviación lateral de la pierna desde la rodilla. Normalmente se considera geno valgo fisiológico la medición del eje femorotibial de 5-7° en el plano frontal. Cuando estas angulaciones superan los 10°, el efecto mecánico es que la carga se traslada hacia el compartimento lateral, lo que condiciona el desarrollo de artrosis4.
El tratamiento quirúrgico de la OA de la rodilla o gonartrosis tiene diversas opciones según el grado de desgaste articular y los síntomas del paciente. Entre ellas: a) desbridamiento artroscópico; b) osteotomías; c) artroplastia unicompartimental, y d) artroplastia total.
El tratamiento de la gonartrosis con osteotomía es ideal para los pacientes con arcos de movilidad completos en los que se espera carga repetitiva de la articulación tibiofemoral que sea tan alta que conlleve un alto riesgo de aflojamiento prematuro del implante o desgaste acelerado del polietileno. Se limita a pacientes menores de 65 años. La osteotomía está indicada en OA unicompartimental (con cambios radiológicos tempranos) con desviación de rodilla en varo o valgo de pacientes adultos jóvenes y activos, ya que la desalineación produce una distribución desigual de las cargas en la rodilla; el objetivo de la osteotomía es redistribuir las cargas de una forma equilibrada y evitar la carga en el compartimento artrósico. La osteotomía se ha utilizado desde los años sesenta, y se han publicado resultados favorables cuando está bien indicada. En algunos casos se la considera el puente a una futura artroplastia protésica.
En una deformidad angular, la osteotomía se planea según la medición del eje mecánico, el eje anatómico y la orientación de la línea articular. La intersección del eje mecánico del fémur y la tibia es de 1°-3° de varo normalmente. Los síntomas de artritis unicompartimental usualmente surgen cuando la deformidad en varo o valgo es > 10°.
La planificación preoperatoria cuidadosa debe considerarse en todos los casos de osteotomía con el fin de hacer la corrección en la zona que origina la desviación principal de la rodilla. En general se considera que la deformidad en valgo se origina principalmente en la región distal del fémur y la deformidad en varo, en la región proximal de la tibia. Los puntos cardinales en la planificación de la osteotomía son: tipo de osteotomía, grado de corrección, abordaje y tipo de fijación.
Los tipos de osteotomías para deformidad en varo son: cuña de cierre lateral; cuña de apertura medial, y osteotomía en domo. Los tipos de fijación tibial incluyen clavillos, fijadores externos y fijación interna rígida con tornillos y placa. Los tipos de osteotomía para deformidad en valgo son: osteotomía de alineación de valgo femoral distal estabilizada con placa angulada por vía medial o lateral; osteotomía tibial proximal en cuña de cierre, y osteotomía tibial en cuña de apertura lateral; estas dos últimas cuando la deformidad se presenta en la región proximal de la tibia, como sucede en secuelas de fracturas o después de osteotomías correctoras de varo en las que se complica con hipercorrección. Debido al alto índice de complicaciones, algunos cirujanos han dejado las osteotomías para casos especiales y las han sustituido por las artroplastias protésicas. Entre las complicaciones están la infección, la tromboembolia venosa, la sobrecorrección, la fractura intraarticular, la lesión del nervio peroneo, el síndrome compartimental con rigidez articular, el retardo de la consolidación con ausencia de unión de la osteotomía, la pérdida de la corrección, el fallo del implante de fijación, el dolor residual y la evolución rápida de la gonartrosis5.
La artroplastía unicompartimental inicia su utilización en los años noventa. Está indicada sólo en pacientes con artrosis unicompartimental avanzada, principalmente del compartimento medial. El sistema consiste en un aleación de cromo y cobalto y un inserto de polietileno de altísimo peso molecular. Los estudios con 10 años de seguimiento muestran ventajas sobre la artroplastia total de rodilla como el abordaje quirúrgico menos invasivo, el menor tiempo de hospitalización, la rehabilitación más corta, el movimiento de la rodilla más normal que resulta en mejoría de la marcha y más amplia movilidad, las menores complicaciones graves, la alta tasa de sobrevida y el menor costo6. Cuando la artroplastia unicompartimental fallida se convierte a total, se ha comunicado resultados favorables parecidos a la artroplastía total primaria7.
Las desventajas de la artroplastia unicompartimental publicadas son el avance de la OA en el compartimento contralateral y en la superficie articular patelofemoral, la cual puede causar síntomas residuales. Queda como opción terapéutica la artroplastia total de rodilla en un segundo procedimiento quirúrgico.
La artroplastia total de rodilla, por sus buenos resultados y su alto grado de reproducibilidad entre los cirujanos ortopedas, se considera el estándar en el tratamiento de la OA de rodilla moderada a severa. Su principal indicación es para la mejoría del dolor, recuperar función y mejorar la calidad de vida de los pacientes con gonartrosis tricompartimental que no ha mejorado con otras alternativas de tratamiento. Frecuentemente se añade a deformidad angular de la rodilla e inestabilidad ligamentaria. Un resultado exitoso de una artroplastia total de rodilla depende de la fijación estable de los componentes, la restauración del eje mecánico, la rotación adecuada del componente, el balance de tejidos blandos y la restauración del arco de movilidad de la rodilla. La movilizaron temprana es fundamental para evitar la artrofibrosis y la posterior pérdida de la movilidad8.
Las indicaciones para el reemplazo protésico de la rodilla, además de la OA, son para pacientes jóvenes con enfermedad articular degenerativa, anquilosis primaria o secundaria, secuelas de fractura de rodilla, artroplastia de revisión o recambio por aflojamiento o desgaste de implantes por fracturas periprotésicas y tratamiento de enfermedades malignas con pérdida articular amplia o segmentaria9.
Estos procedimientos quirúrgicos tienen contraindicaciones dado que se puede comprometer de forma importante el resultado de la cirugía; entre ellos se encuentran la infección reciente o actual de la rodilla u otra área distante, la discontinuidad o la disfunción grave del mecanismo extensor, la parálisis central o periférica con alteración funcional importante, la psicosis o los trastornos que puedan alterar la cooperación del paciente en sus cuidados postoperatorios10.