Si bien la radiografía es la técnica de imagen de primera línea en las espondiloartritis (EspA), tanto esta como la tomografía computarizada permiten apreciar la evolución del daño estructural a medio y largo plazo, pero son insensibles para demostrar entesitis, sacroilitis, sinovitis o tenosinovitis (salvo con contraste), y su rápida modificación con el tratamiento. El uso de técnicas como la ecografía o la resonancia magnética facilitan el diagnóstico precoz, lo que permite modificar el curso de la enfermedad con tratamientos más tempranos y controlar de forma más precisa la respuesta al tratamiento, así como controlar los cambios inflamatorios a corto plazo, apoyados por los hallazgos clínicos y de laboratorio, principalmente aquellos que puedan ofrecer dudas. El uso generalizado de estas técnicas de imagen para el control de las EspA no está aceptado, por costes y falta de evidencia, pero en casos seleccionados y con la colaboración entre radiólogos y reumatólogos pueden ser sumamente importantes en la evaluación de pacientes con sospecha de actividad, y de ella depende tanto la buena evolución del paciente como el uso adecuado de los recursos. El gasto en las pruebas de diagnóstico por la imagen es importante, pero puede ayudar a aprovechar mejor los recursos en las EspA.
Although radiography is the first-line imaging technique in spondyloarthritis (SpA), both radiography and computed tomography allow assessment of the progression of structural damage in the medium- and long-term. However, both have poor sensitivity in demonstrating enthesitis, sacroiliitis, synovitis and tenosynovitis (except with contrast medium) and its rapid modification with treatment. The use of techniques such as ultrasound and magnetic resonance aid early diagnosis, which allows modification of the course of the disease with earlier treatment and more precise control of treatment response by monitoring shortterm inflammatory changes and supporting clinical and laboratory findings, mainly those that may raise doubts. The generalised use of these imaging techniques to monitor SpA is not accepted, due to their costs and lack of evidence. However, in selected patients, and with collaboration between radiologists and rheumatologists, they can be extremely important in the assessment of patients with suspected activity, which is essential for both good patient outcomes and adequate resource use. Imaging tests are expensive but may help to make better use of resources in SpA.