Hemos leído con gran interés el editorial «Vitamina D y enfermedades reumáticas», publicada recientemente en Reumatología Clínica1. Actualmente, es bien conocido que la vitamina/hormona D desarrolla un papel esencial en la regulación del sistema inmune2, y su deficiencia se relaciona con la presencia de inflamación, autoinmunidad, cáncer o aterosclerosis3. Esto cobra especial interés al conocer que los niveles de vitamina D están sustancialmente reducidos en la población occidental y en nuestro entorno en particular4.
Como bien señalan los autores del editorial, la deficiencia o insuficiencia de vitamina D se relaciona no solo con la coexistencia de enfermedades autoinmunes como el lupus eritematoso sistémico o la artritis reumatoide (AR), sino también con la actividad de algunas de estas enfermedades5–7. El papel que la vitamina/hormona D pueda tener en otras enfermedades inflamatorias crónicas como la espondilitis anquilosante (EA) o la artritis psoriásica (AP), es menos conocido.
Recientemente, hemos publicado los datos basales sobre morbilidad cardiovascular y niveles de vitamina/hormona D de los pacientes incluidos en el proyecto CARMA («CARdiovascular in rheuMAtology»)8,9. Se trata de un estudio español prospectivo, cuyo promotor es la Sociedad Española de Reumatología (SER), en el que se valora el riesgo de desarrollar un evento cardiovascular mortal a los 10 años en pacientes con AR, EA, AP, comparados con una cohorte de pacientes no inflamatorios seguidos en consultas de reumatología de 67 hospitales españoles. El estudio incluye un total de 2.234 pacientes: 775 AR, 738 EA, 721 AP y 677 sujetos no inflamatorios, con enfermedad degenerativa o de partes blandas8,9.
En el análisis basal encontramos que los pacientes con enfermedades inflamatorias presentaban mayor deficiencia de vitamina D (25-OH-vitD <20ng/ml), que los pacientes no inflamatorios (40,5% en AR; 40% en EA; 41% en AP y 26,7% en el grupo control; [p<0,001]). Los niveles medios de 25-OH-vitamina D fueron: 20,4ng/ml en AR, 20,9ng/ml en EA, 20ng/ml en AP y 24,8ng/ml en el grupo control. Debemos resaltar que los controles incluyen, principalmente, pacientes con artrosis, osteoporosis, lumbalgia o enfermedades de tejidos blandos, donde los niveles de vitamina/hormona D están habitualmente reducidos, como así hemos confirmado, aunque con un menor porcentaje de deficiencia9.
Respecto a la actividad y gravedad, el estudio bivariante mostró una asociación significativa entre el déficit de vitamina/hormona D y ciertos parámetros de agresividad. Esta asociación desapareció en el modelo ajustado, persistiendo una cierta tendencia asociativa entre el déficit de vitamina/hormona D y la presencia de anticuerpos antipéptidos citrulinados (OR ajustado: 1,45; IC 95%: 0,99-2,12; p=0,056) y el BASFI (OR ajustado: 1,08; IC 95%: 0,99-1,17; p=0,070)9 en AR y EA, respectivamente. Destacamos, sin embargo, que los pacientes con enfermedades inflamatorias están estrechamente controlados en unidades de reumatología hospitalaria, y entre el 40-47,4% están en tratamiento biológico, con actividad reducida a su inclusión en el estudio (DAS28 VSG de 3,2 en AR y 3,0 en AP; BASDAI 3,5 en EA)9.
Aunque nuestro trabajo presenta algunas limitaciones y todavía existen dudas sobre si la suplementación con vitamina/hormona D a los pacientes deficientes, y en particular con enfermedades inflamatorias crónicas, mejora su salud y reduce la actividad inflamatoria10, creemos, al igual que los autores del editorial, que es importante monitorizar y suplementar a estos pacientes, especialmente a aquellos con deficiencia moderada/grave, por el posible papel patogénico que la vitamina/hormona D puede desempeñar en la evolución y comorbilidad de su enfermedad de base.
Finalmente, queda por determinar si los niveles bajos de vitamina D de forma mantenida incrementan la incidencia de eventos cardiovasculares en nuestra cohorte, que es uno de los objetivos del estudio CARMA, lo cual se analizará en los próximos años.
A todos los pacientes y centros participantes, cuyo papel en el seguimiento y recogida de datos clínicos está siendo fundamental para el desarrollo del proyecto. La relación de centros y autores participantes aparece en los addendum de las publicaciones respectivas. Asimismo, agradecemos a la SER y Abbvie España, la promoción y patrocinio del proyecto.