En un estudio que nuestro grupo de investigación publicó recientemente en esta revista demostramos una relativa seguridad de la realización de punciones articulares en pacientes anticoagulados con acenocumarol1. Estos resultados fueron concordantes con aquellos que ya se habían publicado previamente para usuarios de warfarina2,3. Recientemente, en los últimos años se ha introducido en nuestro medio el uso de otros anticoagulantes orales con indicación en la prevención secundaria del ictus o de la primaria de cualquier fenómeno trombótico en pacientes en quienes el acenocumarol resulta difícil de controlar4. Tras la experiencia con nuestro registro de pacientes con acenocumarol, hemos realizado una revisión de nuestra casuística de complicaciones tras la realización de punciones articulares de rodilla y periarticulares de hombro en pacientes en tratamiento con dabigatrán, un anticoagulante oral de nueva generación con probada eficacia en la prevención de eventos embólicos primarios o secundarios y especial indicación en pacientes con fibrilación auricular en población geriátrica5.
Entre los años 2012 y 2016 se realizaron en nuestro centro 68 punciones articulares de rodilla y 49 punciones periarticulares de hombro en pacientes usuarios de dabigatrán. La media de edad de estos pacientes, al momento del procedimiento, fue de 71 años (DE: 3) y la proporción de sexo femenino fue del 47,8%. Solo se consideraron usuarios de dabigatrán a aquellos en tratamiento con dicho fármaco durante al menos un mes. De los 117 procedimientos, 78 (66,6%) fueron realizados por médico especialista en traumatología, reumatología o medicina física y rehabilitación y el resto por médicos internos residentes. De las 68 punciones de rodilla, en 48 (70,5%) se realizó una centesis de líquido sinovial y una infiltración mientras que en el resto solamente se practicó una infiltración. De las 49 punciones de hombro, en 12 (24,4%) se realizó una bursocentesis y en el resto se practicó únicamente una infiltración. Se utilizó la asistencia ecográfica en 16 punciones de rodilla y 17 de hombro (23,5 y 34,6%, respectivamente). El seguimiento de la evolución de los pacientes en quienes se practicaron los procedimientos se hizo mediante el sistema Horus®, la ficha de seguimiento de la unidad de urgencias reumatológicas y musculoesqueléticas (URMES) y/o el registro de visitas a urgencias de nuestro hospital. De todos los pacientes con punción de rodilla, 11 (16,1%) consultaron antes de los primeros 15 días en relación al procedimiento realizado. De ellos 9 lo hicieron por persistencia del síntoma o queja dolorosa principal y 2 por aumento del dolor. Ambos pacientes fueron estudiados ecográficamente y uno de ellos tuvo un hemartros tratado de forma conservadora. De todos los pacientes con punción de hombro, 7 (14,2%) consultaron antes de los primeros 15 días. El total lo hizo por persistencia del síntoma. Ningún paciente fue hospitalizado. Ningún paciente cuyo procedimiento fue asistido por ecográfica consultó antes de los primeros 15 días. Ningún paciente consultó por sangrado después de los primeros 15 días. La condición de que el procedimiento haya sido practicado por un especialista o por un médico residente no influyó significativamente en el resultado del procedimiento sin embargo todos los procedimientos ecoguiados fueron realizados por un especialista en reumatología.
A tenor de nuestros más recientes resultados, la punción articular de rodilla y la periarticular de hombro en pacientes en tratamiento anticoagulante con dabigatrán parece ser comparativamente segura frente a la realizada en pacientes en tratamiento con acenocumarol. Como es de amplio conocimiento, el estudio del líquido sinovial es el eje fundamental para la toma de decisiones en casos de monoartritis aguda y diferir la punción aspiración por cualquier motivo —como el antecedente de anticoagulación— contribuye al incremento de riesgo de lesiones articulares irreversibles o incluso mortalidad cuando el diagnóstico de sospecha es la artritis infecciosa6,7.
Nuestros recientes resultados, los obtenidos previamente en pacientes con acenocumarol y los conocidos para la warfarina subrayan el hecho de que la condición de anticoagulación no debe ser impedimento ni justificación para diferir una punción articular o periarticular diagnóstica o terapéutica.