Información de la revista
Vol. 10. Núm. 5.
Páginas 283-287 (septiembre - octubre 2014)
Visitas
14156
Vol. 10. Núm. 5.
Páginas 283-287 (septiembre - octubre 2014)
Original
Acceso a texto completo
Soporte nutricional a pacientes con esclerosis sistémica
Nutritional support in patients with systemic sclerosis
Visitas
14156
Vera Ortiz-Santamariaa,b,
Autor para correspondencia
veraortizs@hotmail.com

Autor para correspondencia.
, Celia Puigc, Cristina Soldevilllac, Anna Baratac, Jordi Cuquetb,d, Asunción Recasensb,c
a Unidad de Reumatología, Servicio de Medicina Interna, Hospital Universitario de Granollers, Granollers, Barcelona, España
b Departamento de Medicina, Universidad Internacional de Cataluña, Barcelona, España
c Unidad de Endocrinología, Diabetes y Nutrición, Servicio de Medicina Interna, Hospital Universitario de Granollers, Granollers, Barcelona, España
d Servicio de Medicina Interna, Hospital Universitario de Granollers, Granollers, Barcelona, España
Este artículo ha recibido
Información del artículo
Resumen
Texto completo
Bibliografía
Descargar PDF
Estadísticas
Tablas (3)
Tabla 1. Características clínicas de los pacientes
Tabla 2. Evolución de las variables antropométricas, ingesta energética y proteica, estimación de necesidades nutricionales y parámetros bioquímicos
Tabla 3. Evolución en la puntuación del cuestionario SF36
Mostrar másMostrar menos
Resumen

La esclerosis sistémica (ES) es una enfermedad autoinmune sistémica crónica que en cerca del 90% de los casos afecta al tracto gastrointestinal. Se estima que dicha alteración puede contribuir al deterioro nutricional.

Objetivo

Evaluar si la aplicación de un protocolo de soporte nutricional a dichos pacientes mejora su estado nutricional y su calidad de vida.

Método

Estudio prospectivo unicéntrico realizado en consultas externas de un hospital comarcal. Se utilizó el test MUST para el cribado de malnutrición. El cuestionario de salud SF-36 y el de Hospital Anxiety and Depression Scale se utilizaron para la valoración de la calidad de vida y psicopatológica, respectivamente. Se determinaron: el peso, la talla, las necesidades energéticas y proteicas, la ingesta de macronutrientes y los parámetros bioquímicos nutricionales. Se realizó intervención nutricional a los pacientes con riesgo.

Resultados

De los 72pacientes, el 12,5% tenían riesgo de malnutrición. La anemia ferropénica (18,35%) y el déficit de vitaminaD (54%) fueron los déficits nutricionales más observados. Los cuestionarios de psicopatología y calidad de vida indicaron elevada prevalencia de ansiedad y depresión, y puntuaciones más bajas en las dimensiones física y mental según el SF-36. No se evidenciaron mejoras significativas en la evolución del peso, en la ingesta alimentaria ni en los parámetros bioquímicos nutricionales, psicopatológicos ni de calidad de vida.

Conclusiones

La intervención dietética consiguió mantener el peso corporal y la ingesta energética y proteica. Los déficit de hierro y de vitaminaD mejoraron con suplementación. No se observó un deterioro en la valoración psicológica ni en la calidad de vida. Se precisan estudios con mayor número de pacientes para valorar la eficacia de dicha intervención.

Palabras clave:
Nutrición
Esclerosis sistémica
Malnutrición
Malnutrition Universal Screening Tool
Soporte nutricional
Valoración psicológica
Ansiedad
Depresión
Calidad de vida
Déficit de vitamina D
Intervención dietética
Abstract

Systemic sclerosis (SSc) is a chronic multisystem autoimmune disease which involves the gastrointestinal tract in about 90% of cases. It may contribute to nutritional deterioration.

Objective

To assess whether the application of a nutritional support protocol to these patients could improve their nutritional status and quality of life.

Methods

Single center prospective study, performed on an outpatient basis, in a county hospital. The Malnutrition Universal Screening Tool (MUST) was used to screen risk for malnutrition. Health questionnaire SF-36 and the Hospital Anxiety and Depression Scale were used to assess quality of life and psychopathology respectively. Weight, height, energy and protein requirements, macronutrient intake and nutritional biochemical parameters were evaluated. Nutritional intervention was performed in patients at risk for malnutrition.

Results

Of the 72patients, 12.5% were at risk for malnutrition. Iron deficiency anemia (18.35%) and vitaminD deficiency (54%) were the most frequently observed nutritional deficits. The questionnaires on psychopathology and quality of life showed a high prevalence of anxiety and depression, and lower level poor quality of life in the physical and mental component. No significant improvements were observed in the weight, food intake, nutritional biochemical parameters, psychopathology and quality of life follow-up.

Conclusions

Dietary intervention was able to maintain body weight and food intake. Iron deficiency anemia and vitaminD deficiency improved with iron and vitamineD supplements. No deterioration was observed in psychological assessment or quality of life. Studies with larger numbers of patients are needed to assess the efficacy of this intervention.

Keywords:
Nutrition
Systemic sclerosis
Malnutrition
Malnutrition Universal Screening Tool
Nutritional support
Psychological assessment
Anxiety
Depression
Quality of life
Vitamin D deficiency
Dietic intervention
Texto completo
Introducción

La esclerosis sistémica (ES) es un trastorno del tejido conectivo que se caracteriza por inflamación y fibrosis de la piel, afectación de los vasos sanguíneos y de múltiples órganos internos. El tracto gastrointestinal constituye el segundo órgano más afectado, alcanzando el 90% de pacientes, y dicho trastorno se puede presentar a lo largo de todo su trayecto: esófago, estómago, intestino delgado, colon y porción anorrectal1. Cerca de la mitad de los pacientes presentan náuseas, plenitud posprandial, distensión abdominal y cambios en los hábitos intestinales que se puede asociar a pérdida de peso corporal2. La repercusión de dicha enfermedad en el tracto digestivo puede contribuir de manera relevante en el deterioro del estado nutricional3.

Se ha descrito que la prevalencia de desnutrición en estos pacientes oscila entre el 15 y el 30%, según las series4-6. Para paliar este déficit, un panel de expertos de Canadá elaboró unas recomendaciones para detectar la desnutrición y la malabsorción en estos pacientes6. La desnutrición, junto con todos los síntomas asociados a la ES, se ha asociado a una peor calidad de vida percibida5,7, la cual es menor que la referida por la población general8. Además, esta población de pacientes refiere mayor incidencia de síntomas depresivos9, si bien los síntomas vinculados a la ansiedad no han recibido la misma atención y podrían ser un resultado a considerar10.

Es necesario, pues, identificar a los pacientes con riesgo de desnutrición para poder aplicar medidas de soporte nutricional y evaluar su efectividad a nivel físico, mental y en la calidad de vida percibida.

En la actualidad solo se han descrito recomendaciones dietéticas generales según los síntomas que presenten dichos pacientes, y no existen estudios que valoren los beneficios de una intervención nutricional.

En base a lo expuesto, se evalúa si la aplicación de un protocolo de soporte nutricional a pacientes con ES11 visitados en las consultas externas de un hospital comarcal mejora su estado nutricional, su estado emocional y su calidad de vida.

MétodoTipo de estudio

Estudio unicéntrico, prospectivo y de intervención de un año de duración. El protocolo fue revisado y aceptado por el comité ético del hospital.

Población de estudio

De manera sistemática se incluyeron los pacientes con ES, según los criterios de LeRoy y Medsger12, que se visitan en consultas externas de reumatología y medicina interna del Hospital de Granollers, tributarios de soporte nutricional.

Criterios de inclusión

Pacientes de ambos sexos, mayores de 18años, que supieran leer y escribir el catalán y/o castellano con puntuación igual o superior a1 del método de cribado MUST13.

Criterios de exclusión

a)pacientes diagnosticados de procesos neoplásicos u otras enfermedades que interfirieran en el estado nutricional del enfermo; b)pacientes que no firmaran el consentimiento informado y/o no desearan participar; c)en los que presentaban alguna deficiencia psíquica, cognitiva o psiquiátrica que pudiera alterar el resultado de las pruebas autoadministradas no se evaluaron las variables psicosociales.

Procedimiento

Visita ambulatoria por reumatólogo-internista. En cada visita el profesional evaluaba la afectación de los distintos órganos según la encuesta canadiense diseñada para este fin6, determinaba los parámetros antropométricos y analíticos, y aplicaba el método de cribado MUST. Si cumplían los criterios anteriormente descritos, se entregaba la hoja de registro alimentario para que el paciente/cuidador la cumplimentara a lo largo de una semana y se remitía a visita y valoración por dietista. En caso de detectar déficits vitamínicos, se suplementaba farmacológicamente: 100mg Fe2+ al día en caso de ferropenia; 400-800UI/día de colecalciferol cuando el déficit era moderado, o 50.000UI a la semana cuando presentaban una deficiencia importante o grave (niveles de vitaminaD inferiores a 20ng/ml)14.

En relación con la sintomatología que presentaban, se realizaban estudios complementarios (endoscopia, ph-metría, manometría…), valoración por determinados especialistas (gastroenterólogo, otorrinolaringólogo…), y se aplicaba el tratamiento correspondiente.

Variables clínicas de estudio. Edad, sexo, peso, talla, índice de masa corporal (IMC), hemograma, niveles de vitaminaA, folato sérico, albúmina, ferritina, vitaminaB12 y 25OH vitaminaD3. En caso de sospecha de malabsorción, se determinaban los niveles plasmáticos de cinc y el tiempo de protrombina (PT).

Intervención dietética. Las dietistas-nutricionistas llevaban a cabo una entrevista semiestructurada para recoger las variables objeto de estudio. En cada visita se determinaban los parámetros antropométricos y se recogía el registro alimentario de la semana previa, y se calculaba la ingesta energética y de macronutrientes. Las necesidades energéticas se estimaron mediante la fórmula de Harrison-Benedit, y las de proteínas, mediante cálculo de estimación directa (1-1,5g/kg/día). El cálculo de la ingesta en energía y proteínas se estimaba a partir del registro alimentario utilizando el programa informático del Centre d’Ensenyament de Nutrició Humana i Dietética (CESNID). Con todas estas variables se realizaba una valoración nutricional y se adaptaba la dieta a las necesidades individuales, teniendo en cuenta la energía, la proporción de macronutrientes y las texturas.

Los pacientes eran alentados a comer una dieta equilibrada según sus necesidades en macro y micronutrientes (asumiendo que no existían otras contraindicaciones médicas). La indicación de dieta básica adaptada, de productos enterales y de suplementos nutricionales orales no fue distinta al resto de patologías crónicas que cursan con malnutrición. Debido a la afectación de múltiples partes del tubo digestivo y al hecho de ser un proceso evolutivo, era obligado realizar recomendaciones dietéticas muy personalizadas.

Los pacientes se controlaban el peso quincenalmente, y en caso de cambio repentino y significativo en el peso corporal (5% o más en un mes), contactaban con la dietista.

Variables psicosociales. Datos sociodemográficas: edad, género, nivel de estudios y profesión. Cuestionario Hospital Anxiety and Depression Scale (HADS)15, que evalúa la ansiedad y la depresión en 2subescalas de 7preguntas cada una, considerándose como punto de corte las puntuaciones superiores a 7. Cuestionario de salud SF-3616, que consta de 36preguntas agrupadas en 8dominios: función física, función social, limitaciones de comportamiento relacionados con problemas físicos, limitaciones de comportamiento emocional, relacionados con los problemas de salud mental, vitalidad, dolor corporal y percepción general de salud. Cada dominio se puntúa con una escala de puntuación que va de 0 (que indica el peor estado de salud) a 100 (que indica el mejor estado de salud). Una puntuación inferior a 50 refleja una peor calidad de vida comparado con la media de la población general.

Análisis estadístico de las variables. Los datos se analizaron mediante el programa estadístico SPSS versión 15. Las variables cuantitativas se expresan como medias y desviaciones estándar, y las cualitativas, en porcentaje. Para comparar les variables cuantitativas se utilizaron las pruebas paramétricas para datos apareados. Se consideró significativo cuando la p era inferior a 0,05.

Interpretación de los resultados. Se estableció que el programa había sido efectivo si el peso se mantenía o mejoraba, si había ausencia de déficit nutricional y si se observaba una mejoría en los resultados obtenidos en el test de la calidad de vida.

Resultados

Se controló de forma ambulatoria a 72pacientes con ES (65mujeres y 7varones), siendo 58 ES limitada y 14 ES difusa.

Se incluyó en el estudio a 9pacientes que cumplían los criterios de inclusión (8mujeres y un varón), con una edad media de 62,6±11,7 (51-80) años. En la tabla 1 se describen las características clínicas de los pacientes. Se realizó un seguimiento de un año. De ellos, 6pacientes habían cursado estudios primarios y un paciente estudios secundarios. Cuatro pacientes realizaban trabajos no cualificados, 2 trabajos cualificados y una era ama de casa. De los 9pacientes, 4 fueron ES limitada y 5 ES difusas. A lo largo del año de seguimiento un paciente presentó una neumonía resuelta con antibióticos y 2pacientes fallecieron debido a neumopatía asociada a la ES.

Tabla 1.

Características clínicas de los pacientes

Sexo  Edad (años)  Tipo de ES  Tiempo evolución ES (años)  Perfil inmunológico  Afectación cutánea mRSS  Afectación gastrointestinal  Síndrome de Sjögren secundario  Índice severidad ESa (0-4)  Tratamiento inmunosupresor 
66  Difusa  Anti-topo-I  18  HDE  No  1,44  CFM y AZA 
56  Difusa  ANA negativo  28  HDE, RGE, EE  No  1,33  CFM, AZA y AMF 
51  Difusa  Anti-centrómero  HDE, RGE  No  0,44  No 
56  Difusa  36  Anti-centrómero  23  HDE, RGE  No  0,77  No 
80  Difusa  31  Anti-topo-I  21  HDE, RGE  No  2,22  No 
62  Limitada  Anti-centrómero  RGE, SB  Sí  0,55  No 
79  Limitada  59  Anti-centrómero  RGE  No  1,11  No 
55  Limitada  11  Anti-RNP  HDE  Sí  0,66  No 
59  Limitada  Anti-centrómero  RGE, SB  No  0,55  No 

AMF: ácido micofenólico; AZA: azatioprina; CFM: ciclofosfamida; EE: estenosis esofágica; ES: esclerosis sistémica; HDE: hipoperistaltismo distal esofágico; M: mujer; mRSS: modified Rodnan skin score; RGE: reflujo gastroesofágico; SB: sobrecrecimiento bacteriano; V: varón.

a

Medsger TA. Clin Exp Rheumatol. 2003; 21: S42-6.

De los 9pacientes incluidos, en la visita inicial 3pacientes (33,3%) presentaron un IMC inferior a 20kg/m2, pero ninguno de ellos presentó un IMC inferior a 18,5kg/m2. El aumento de peso y del IMC a lo largo del año de intervención no fue estadísticamente significativo. Un paciente mantuvo siempre el IMC a 19kg/m2, y el IMC del resto de pacientes fue superior a 20 durante el periodo de estudio. En la tabla 2 se observa la evolución del peso, del IMC, de la ingesta energética y proteica, de la estimación de las necesidades nutricionales y la evolución de las determinaciones bioquímicas nutricionales evaluadas.

Tabla 2.

Evolución de las variables antropométricas, ingesta energética y proteica, estimación de necesidades nutricionales y parámetros bioquímicos

Características (media±DE)  Basal (n=9)  4 meses (n=7)  8 meses (n=6)  12 meses (n=6) 
Peso (kg)  51,5±8,5  54,0±8,1  54,5±8,6  54,3±9,1 
IMC (kg/m221,6±2,5  21,9±2,9  22,1±3,1  22,0±3,2 
Ingesta energética (kcal)  1.487±203  1.737±382  1.656±328  1.876±175 
Estimación necesidades energéticas (kcal)  1.713±245       
Ingesta proteica (g)  67±12  82±41  74,5±14,3  75±19 
Estimación necesidades proteicas (g)  68±     
Hidratos de carbono (%)  39,9±7,18  44,5±8,8  38,7±5,7  43,7±4,3 
Proteínas (%)  18,2±1,7  18,8±5,1  18,3±2,5  16,2±2,8 
Grasas (%)  40,5±6,2  36,0±6,2  41,7±5,7  39,9±2,5 
Fibra (g)  15,4±6,6  27,3±10,9  19,7±11  24,3±14,8 
Hemoglobina (12-16g/dl)  11,73±1,89  13,05±1,48  13,05±1,24  12,55±1,83 
Ácido fólico (4,5-18,5ng/ml)  9,96±3,41  13,78±4,85  ND  ND 
VitaminaB12 (190-900pg/ml)  461±103  807±482  ND  ND 
Vitamina A (0,3-0,8ng/l)  0,55±0,10  0,6±0,08  ND  ND 
Vitamina D (>30ng/ml)  21,5± 8,87  17,6±7,7  13,5±7,8  27,3±1,78 
Albúmina (35-52g/dl)  38,78±2,03  41,2±4,9  42±3,6  40±2,82 
Ferritina (30-400ng/ml)  59,5±37,7  51,8±21,3  52,3±33,7  52±39,5 

DE: desviación estándar; ND: no determinado.

En la visita inicial, los pacientes ingerían el 86,8±18,3% de la estimación energética diaria y el 97,5±17,7% de las necesidades proteicas. El 33% de los pacientes ingerían menos del 75% de las necesidades energéticas estimadas, y la ingesta proteica en todos fue superior al 75%. En la visita inicial 3pacientes eran tributarios a suplementos nutricionales orales, pero se prefirió prescribir una dieta básica adaptada y evaluar con posterioridad. Así pues, en las visitas de seguimiento se prescribieron suplementos nutricionales orales a 3pacientes, 500ml al día de una dieta completa, polimérica, normocalórica y normoporteica, lo que fue desestimado por un paciente.

En cada una de las evaluaciones de los registros alimentarios se observó que el 16,6% presentaban una ingesta energética inferior al 75% de la estimación energética diaria, no siendo siempre el mismo paciente. La ingesta proteica fue inferior al 75% en un paciente a los 9 y 12meses. Se observó un incremento en la ingesta proteica y energética a lo largo de la intervención nutricional, pero las diferencias no fueron estadísticamente significativas.

En relación a los parámetros bioquímicos evaluados, en 6pacientes (54,5%) se detectaron niveles bajos de hemoglobina, pero solo 2pacientes presentaron niveles bajos de ferritina (18,3%). Los niveles medios de hemoglobina mejoraron a lo largo de la intervención, aunque las diferencias no fueron significativas. Dos pacientes recibieron suplementación con hierro por vía oral. Se observó que los niveles medios de ferritina descendieron, sin significación estadística, debido a un paciente que mantuvo siempre niveles bajos.

De los 9pacientes, ninguno presentó al inicio déficit de ácido fólico, vitaminaB12, vitaminaA, cinc ni trastorno de la coagulación. El 54% presentaron déficit de vitaminaD, y en el 18% no se había determinado. De los pacientes con déficit de vitaminaD, el 16,6% era grave (<10ng/ml), en el 66,6% importante (10-20ng/ml) y en el 16,6% moderado (20-30ng/ml).

Tres pacientes recibieron suplementación con calcio y vitaminaD (600-800UI/día) y a 3pacientes se les prescribió dosis más elevadas de la misma. La evolución de los niveles medios de vitaminaD mejoró ligeramente, aunque al final del estudio todos ellos presentaron una insuficiencia en vitaminaD.

Dos pacientes de los 9 en los que se había determinado la albúmina presentaron niveles bajos: uno en la visita inicial (11%), y que mejoró durante la intervención dietética; en la otra paciente se detectó en el control de los 3meses.

La valoración psicológica se pudo realizar en 5 de los 9pacientes, y la evaluación de calidad de vida, en 7 de los 9pacientes. En la visita basal, la puntuación media de ansiedad fue de 8,00±2,71, y la de depresión, de 8,8±8,19. De los pacientes evaluados, el 60% presentaban una puntuación superior a 7 para ansiedad y al 40% para la depresión.

En la tabla 3 se exponen las puntuaciones medias del cuestionario SF-36, donde cabe destacar que todos los pacientes evaluados puntuaban por debajo del criterio de normalidad en todas las dimensiones evaluadas, tanto a nivel basal como al final de la intervención. A lo largo de la intervención no se observaron diferencias estadísticamente significativas.

Tabla 3.

Evolución en la puntuación del cuestionario SF36

  PCS  MCS  PF  RP  BP  GH  VT  SF  RE  MH 
basal  32,6±6,9  38,4±14,4  31,6±8,03  37,0±11,2  37,6±7,2  31,7±8,4  37,7±10,5  41,0±15,1  35,8±51,6  33,1±12,8 
4 meses  31,4±5,2  42,6±16,2  33,8±8,5  43,0±19,8  37,2±6,6  34,8±8,1  42,0±10,0  49,4±31,6  51,6±31,2  32,4±14,2 
8 meses  34,4±11,1  39,4±11,8  32,8±11,4  32,2±21,9  37,2±7,5  34,8±6,0  40,0±12,0  42,4±8,5  27,4±19,9  38,0±11,3 
12 meses  38,3±2,1  35,33±18,4  44,0±6,6  30,3±3,21  29,7±5,77  33,0±3,6  29,7±5,8  32,0±8,2  31,0±12,1  20,0±3,6 

BP: dolor corporal; GH: salud general; MCS: componente salud mental; MH: salud mental; PCS: componente función física; PF: función física; RE: comportamiento emocional; RP: comportamiento físico; SF: función social; VT: vitalidad.

Discusión

El presente trabajo pretende evaluar el impacto de una intervención nutricional en pacientes con ES y con riesgo de desnutrición sobre el estado nutricional y la calidad de vida.

Varios estudios han puesto de manifiesto la elevada prevalencia de desnutrición en estos pacientes4-6, pero no existen trabajos que evalúen el impacto de una intervención nutricional estructurada de un año de seguimiento. En la presente serie, el 12,5% de los pacientes con ES eran tributarios a intervención nutricional, utilizando el método de cribado MUST. Dicha prevalencia es parecida a la descrita en la literatura.

En la visita inicial, al realizar la evaluación nutricional se detectó que 3pacientes realizaban una ingesta energética inferior al 75% de las necesidades estimadas. En todos los casos la ingesta cubría más del 50% de los requerimientos nutricionales. En nuestra muestra, la prevalencia de ingesta energética insuficiente es discretamente inferior a la referida por Krause et al.17, así como la prevalencia de pacientes con indicación de soporte nutricional, ya sea mediante ingesta oral o nutrición artificial. La discordancia podría explicarse a que en ambos estudios se han aplicado distintos métodos de estimación de las necesidades y de la ingesta energética. Se ha descrito que al enriquecer la comida se consigue mejorar el aporte energético y proteico entre el 23 y el 26%, aproximadamente, sin afectar el hambre antes de la comida ni el deseo de comer, aconsejándose la prescripción de suplementos nutricionales orales cuando la ingesta es inferior al 75% de las necesidades18. A pesar de que estos 3pacientes tenían la indicación, se prefirió iniciar una dieta básica adaptada y evaluar en el siguiente control. En la visita de seguimiento posterior se prescribió suplemento nutricional oral a 3pacientes, aunque uno de ellos lo rechazó.

Las recomendaciones del panel de expertos americano no incluyó la determinación de albúmina plasmática de manera rutinaria en el método de cribado nutricional, ya que el tipo de malnutrición observada en estos pacientes es mayoritariamente calórica6. En nuestra serie, solo 2pacientes presentaron niveles de albúmina plasmática bajos. En uno de ellos se detectó la hipoalbuminemia en la segunda visita de seguimiento; se trataba de un paciente que incumplía las recomendaciones indicadas y no acudió a más controles. El otro paciente presentaba, sin contexto de infección, un nivel bajo de albúmina en la visita inicial, reflejando una malnutrición proteico-energética. Dicho paciente mejoró con la intervención nutricional, aunque falleció a los 18meses del inicio de la intervención por afectación multisistémica. En pacientes con ES se ha descrito la existencia de una asociación entre mortalidad e IMC19 inferior a 18,5kg/m2, y también con la composición corporal determinada mediante bioimpedancia eléctrica17. Sin embargo, la detección de hipoalbuminemia seguramente confiere un aumento de morbilidad y, con ello, de mortalidad, como ya se ha sugerido anteriormente4. En este sentido, la otra paciente que falleció por sobreinfección respiratoria en el contexto de una afectación pulmonar grave secundaria a ES presentaba unos niveles de albúmina iniciales en el límite bajo de la normalidad (36mg/dl).

La anemia ferropénica y el déficit de vitaminaD fueron los déficit nutricionales más observados, atribuibles a complicaciones asociadas a la ES, como son las ectasias vasculares gastrointestinales y el síndrome de malabsorción. No se observó déficit de vitaminaA, vitaminaB12, ácido fólico ni trastorno de la coagulación. La prevalencia de déficit de vitaminaD observada es similar a la descrita en un estudio transversal en pacientes con ES realizado en España20. Al finalizar el periodo de intervención nutricional todos presentaban una insuficiencia de vitaminaD. Este hallazgo podría explicarse por otros factores, como la malabsorción, el sedentarismo y el deterioro en la activación dérmica; también la baja hidroxilación de la vitaminaD podría contribuir21, además de la polimedicación que acostumbran a tener dichos pacientes, dificultando tanto la prescripción como su cumplimentación.

Al final de la intervención, según los nuevos criterios diagnósticos de desnutrición22 y con las técnicas disponibles en nuestro medio (evolución del peso corporal, de la ingesta alimentaria y la existencia de retención de líquidos), solo una paciente presentaba criterios de desnutrición, y concretamente fue la que rechazó los suplementos nutricionales orales.

Los resultados observados en los cuestionarios de psicopatología y calidad de vida mostraron una elevada prevalencia de ansiedad y depresión, y una calidad de vida física y mental inferior a la descrita en la población general2,8. Aunque los pacientes referían encontrarse mejor, los análisis estadísticos de los resultados de las pruebas administradas y los cuestionarios aplicados no mostraron mejoría significativa a lo largo de la intervención. Estos resultados pueden deberse al pequeño tamaño de la muestra, a la elevada incidencia de ansiedad y depresión que puede interferir en una adherencia adecuada a las medidas terapéuticas indicadas, a la pérdida de 2pacientes durante el seguimiento, a la presencia de enfermedades intercurrentes, al empeoramiento clínico durante los períodos de frío referido por los pacientes y no reflejado en los cuestionarios, entre otras posibilidades.

Conclusiones

El riesgo de malnutrición en pacientes con ES afecta a un porcentaje llamativo de pacientes. En nuestra seria alcanzó el 12,5% de los pacientes. La intervención dietética consiguió mantener o incrementar el peso corporal, así como la ingesta energética y proteica. Los déficit de hierro y de vitaminaD mejoraron con suplementación. La valoración psicológica y el cuestionario de los test de calidad de vida no reflejaron mejoría estadísticamente significativa, aunque los pacientes refirieron encontrarse mejor. Se precisan estudios longitudinales y con mayor número de pacientes para valorar la eficacia de dicha intervención más allá de los resultados nutricionales.

Responsabilidades éticasProtección de personas y animales

Los autores declaran que para esta investigación no se han realizado experimentos en seres humanos ni en animales.

Confidencialidad de los datos

Los autores declaran que han seguido los protocolos de su centro de trabajo sobre la publicación de datos de pacientes y que todos los pacientes incluidos en el estudio han recibido información suficiente y han dado su consentimiento informado por escrito para participar en dicho estudio.

Derecho a la privacidad y consentimiento informado

Los autores han obtenido el consentimiento informado de los pacientes y/o sujetos referidos en el artículo. Este documento obra en poder del autor de correspondencia.

Conflicto de intereses

Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.

Bibliografía
[1]
O.L. Vera-Lastra.
Esclerosis sistémica y tracto gastrointestinal. Abordaje diagnóstico y terapéutico.
Reumatol Clin, 2 (2006), pp. S24-S30
[2]
E. Harrison, A.L. Herrick, J.T. McLaughlin, S. Lal.
Malnutrition in systemic sclerosis.
Rheumatology, 51 (2012), pp. 1747-1756
[3]
S. Cohen.
The gastrointestinal manifestations of scleroderma: Pathogenesis and management.
Gastroenterology, 79 (1980), pp. 155-166
[4]
R. Caporali, R. Caccialanza, C. Bonino, C. Klersy, E. Cereda, B. Xoxi, et al.
Disease-related malnutrition in outpatients with systemic sclerosis.
Clin Nutr, 31 (2012), pp. 666-671
[5]
M. Baron, M. Hudson, R. Steele, Canadian Scleroderma Research Group.
Malnutrition is common in systemic sclerosis: Results from the Canadian Scleroderma Research Group database.
J Rheumatol, 36 (2009), pp. 2737-2743
[6]
M. Baron, P. Bernier, L.F. Côté, M.H. deLegge, G. Falovitch, G. Friedman, et al.
Screening and management for malnutrition and related gastro-intestinal disorders in systemic sclerosis: Recommendations of a North American expert panel.
Clin Exp Rheumatol, 28 (2010), pp. S42-S46
[7]
M. Bassel, M. Hudson, S.S. Taillefer, O. Schieir, M. Baron, B.D. Thombs.
Frequency and impact of symptoms experienced by patients with systemic sclerosis: Results from a Canadian National Survey.
Rheumatology, 50 (2011), pp. 762-767
[8]
M. Ludici, G. Cuomo, S. Vettori, M. Avellino, G. Valentini.
Quality of life as measured by the short-form 36 (SF-36) questionnaire in patients with early systemic sclerosis and undifferentiated connective tissue disease.
Health Qual Life Outcomes, 11 (2013), pp. 23-28
[9]
L.R. Jewett, I. Razykov, M. Hudson, M. Baron, B.D. Thombs.
Canadian Scleroderma Research Group Prevalence of current, 12-month and lifetime major depressive disorder among patients with systemic sclerosis.
Rheumatology, 52 (2013), pp. 669-675
[10]
V.L. Malcarne, R.S. Fox, S.D. Mills, S. Gholizadeh.
Psychosocial aspects of systemic sclerosis.
Curr Opin Rheumatol, 25 (2013), pp. 707-713
[11]
M.A. Recasens, C. Puig, V. Ortiz-Santamaria.
Nutrición en esclerosis sistémica.
Reumatol Clin, 8 (2012), pp. 135-140
[12]
E.C. LeRoy, T.A. Medsger.
Criteria for the classification of early systemic sclerosis.
J Rheumatol, 28 (2001), pp. 1573-1576
[13]
Malnutrition Universal Screening Tool BAPEN, registrado n.¿ 1023927. First published May 2004 by the Malnutrition Advisory Group, a Standing Committee of BAPEN. Reviewed and reprinted March 2008 and September 2010. British Dietetic Association, the Royal College of Nursing and the Registered Nursing Home Association [consultado 4 Feb 2014]. Disponible en: www.bapen.org.uk
[14]
M.F. Holick, N.C. Binkley, H.A. Bischoff-Ferrari, C.M. Gordon, D.A. Hanley, R.P. Heaney, et al.
Evaluation treatment, and prevention of vitamin D deficiency: An endocrine society clinical practice guideline.
J Clin Endocrinol Metab, 96 (2011), pp. 1911-1930
[15]
S. Chivite, M. Martínez, E. Pérez, V. Peralta.
HADS: estudio de criterios de validez interna y externa en una muestra española de pacientes hospitalizados.
Cuadernos de Medicina Psicosomática, 84/85 (2008), pp. 9-17
[16]
J.E. Ware, M. Kosinski, J.B. Bjorner, D.M. Turner-Bowker, B. Gandek, M.E. Maruish.
User's manual for the SF-36v2 Health Survey.
2nd ed., QualityMetric Incorporated, (2007),
[17]
L. Krause, M.O. Becker, C.S. Brueckner, C.J. Bellinghausen, C. Becker, U. Schneider, et al.
Nutritional status as marker for disease activity and severity predicting mortality in patients with systemic sclerosis.
Ann Rheum Dis, 69 (2010), pp. 1951-1957
[18]
N. Virgili, C. Vilarasau.
Principios básicos de suplementación.
Nutrición y dietética clínica, pp. 577-586
[19]
S. Assassi, D. del Junco, K. Sutter, T.A. McNearney, J.D. Reveille, A. Karnavas, et al.
Clinical and genetic factors predictive of mortality in early systemic sclerosis.
Arthritis Rheum, 61 (2009), pp. 1403-1411
[20]
R. Rios-Fernández, J.L. Callejas-Rubio, C. Fernández-Roldán, C.P. Simeón-Aznar, F. García-Hernández, M.J. Castillo-García, et al.
Bone mass and vitamin D in patients with systemic sclerosis from two Spanish regions.
Clin Exp Rheumatol, 30 (2012), pp. 905-911
[21]
Y. Arnson, H. Amital, N. Agmon-Levin, D. Alon, M. Sánchez-Castañon, M. López-Hoyos, et al.
Serum 25-OH vitamin D concentrations are linked with various clinical aspects in patients with systemic sclerosis: A retrospective cohort study and review of the literature.
Autoimmun Rev, 10 (2011), pp. 490-494
[22]
J.V. White, P. Guenter, G. Jensen, A. Malone, M. Schofield, the Academy Malnutrition Work Group the A.S.P.E.N. Malnutrition Task Force; and the A.S.P.E.N. Board of Directors.
Consensus Statement: Academy of Nutrition and Dietetics and American Society for Parenteral and Enteral Nutrition: Characteristics Recommended for the Identification and Documentation of Adult Malnutrition (Undernutrition).
JPEN, 36 (2012), pp. 275-283
Copyright © 2013. Elsevier España, S.L.U.. Todos los derechos reservados
Descargar PDF
Idiomas
Reumatología Clínica
Opciones de artículo
Herramientas
es en

¿Es usted profesional sanitario apto para prescribir o dispensar medicamentos?

Are you a health professional able to prescribe or dispense drugs?