A pesar de que las estrategias diagnósticas, terapéuticas y preventivas en el lupus eritematoso sistémico (LES) han mejorado en las 2 últimas décadas, su impacto sobre la mortalidad específica por esta enfermedad sigue siendo desconocido1,2. Este hecho ha motivado la utilización de los datos provenientes de los registros de mortalidad para realizar investigaciones costo-efectivas con un método estandarizado, sobre el comportamiento epidemiológico de la mortalidad por LES a nivel poblacional y en largos períodos de tiempo1,3–5. La evidencia resultante de estos estudios ha contribuido al mejor entendimiento de la enfermedad y a su reconocimiento como un importante problema de salud por las autoridades sanitarias de algunos gobiernos2,5,6. Sin embargo, América Latina vive una realidad muy diferente en materia de políticas y resultados de salud respecto al LES.
Recientemente, Scherlinger M et al. publicaron en la revista Autoimmunity Reviews las tendencias mundiales de la mortalidad por enfermedades autoinmunes sistémicas en el período 2001 a 2014. Utilizaron para ello la base de datos de mortalidad de la Organización Mundial de la Salud3. Su principal conclusión fue que la tasa estandarizada de mortalidad por LES en América Latina era 5 veces mayor que la de Europa, fenómeno que no se observó con el resto de las enfermedades autoinmunes sistémicas estudiadas. Así mismo, durante el período 2003-2014, en América Latina y Asia se constató una tendencia significativamente creciente en las tasas estandarizadas de mortalidad por LES, mientras que en Europa, América del Norte y Oceanía mostraron una tendencia decreciente y en África permanecieron estables3. Un análisis posterior de los mismos autores logró establecer una correlación inversa entre la riqueza de los países y la tasa estandarizada de mortalidad por LES1. Estas investigaciones confirmaron los hallazgos de 3 estudios anteriores sobre el tema que se basaron en registros de mortalidad con una metodología similar4,7,8.
La desigualdad domina al continente americano9. En este contexto, mucho se ha discutido sobre si la mayor severidad y mortalidad observada en pacientes latinoamericanos con LES es consecuencia de factores genéticos o expresión de la influencia sobre la salud de los determinantes sociales en que viven este grupo de pacientes. La gran mayoría de los estudios concluyen que la causa principal de estos resultados adversos se deben a desigualdades que afectan a grupos minoritarios donde confluyen factores individuales (pobreza, malnutrición, falta de adherencia al tratamiento, percepción adversa y comportamientos no adaptativos relacionados con la enfermedad), factores concernientes al sistema de salud (falta de acceso a los servicios especializados, aislamiento geográfico) y a la sociedad (falta de apoyo social, políticas públicas inadecuadas y bajo producto interno bruto)2,10,11.
Es importante destacar que las investigaciones mencionadas comparten las limitaciones inherentes a la calidad de las estadísticas de mortalidad de cada país y no brindan información sobre las causas de muerte, actividad de la enfermedad ni daño orgánico acumulado. A pesar de estas limitaciones metodológicas, sus resultados son relevantes porque identifican la punta del iceberg de este problema de salud en la región y obligan a la comunidad científica latinoamericana a reconocerlo y priorizarlo.
La escasa evidencia regional sobre la extensión del problema, sus factores asociados y las posibles intervenciones efectivas para abordarlo, son barreras que impiden la toma de decisiones oportunas, y aumentan las brechas entre los resultados sanitarios de los pacientes latinoamericanos con LES y los del resto del mundo.
A más de una década del informe de la Comisión sobre Determinantes Sociales de la Organización Mundial de la Salud: Subsanar las desigualdades en una generación; la investigación y acción sobre los determinantes individuales y contextuales que moldean las desigualdades en salud, se ha consolidado9,12. Este argumento hace cada vez más claro que solo una aproximación ecológica desde la perspectiva de la epidemiología social, permitirá desentrañar las causas de las causas de esta tendencia epidemiológica en la región y abrirá las puertas a estrategias multinivel que permitan su control.
FinanciaciónLa presente investigación no ha recibido ayudas específicas provenientes de agencias del sector público, sector comercial o entidades sin ánimo de lucro.