La fascitis eosinofílica es una enfermedad esclerodermiforme infrecuente, de etiología desconocida, descrita en 1974 por Shulman, y que se caracteriza clínicamente por una induración subcutánea de predominio en los miembros1. Existe una eosinofilia en sangre periférica en un 80% de los casos, y en más de la mitad de los pacientes se puede detectar una hipergammaglobulinemia2.
Caso clínicoPresentamos el caso de un paciente varón de 45 años, sin antecedentes médicos relevantes, que consultó por un cuadro de 6 meses de engrosamiento y endurecimiento de miembros superiores e inferiores, con una importante repercusión funcional en su actividad habitual. El paciente era deportista, pero no refería traumatismos destacables ni ningún otro posible desencadenante.
En la exploración física, además del endurecimiento descrito, en los antebrazos destacaban unas depresiones lineales a lo largo del trayecto de las venas del plexo superficial, fenómeno denominado clásicamente «signo del surco». Por otro lado, en las áreas extensoras destacaba una piel de aspecto brillante, eritemato-edematosa y con marcados orificios foliculares, mostrando un aspecto de «piel de naranja» (figs. 1 y 2). Se realizó una biopsia cutánea profunda, que evidenció un engrosamiento de la fascia muscular junto con un infiltrado inflamatorio mixto formado por linfocitos, células plasmáticas y escasos eosinófilos (fig. 3). Analíticamente destacaba una eosinofilia en sangre de 1.000 células/mm3. Con el diagnóstico de fascitis eosinofílica se inició tratamiento con prednisona a dosis de 1mg/kg diario y, posteriormente, con metotrexate, con una mejoría progresiva del cuadro en los meses siguientes.
El diagnóstico de la fascitis eosinofílica es fundamentalmente histológico, precisando una biopsia profunda que incluya la fascia muscular, aunque es necesario conocer las formas de presentación clínica para establecer el diagnóstico de sospecha3. El signo del surco es un hallazgo muy específico, que se acompaña con frecuencia del aspecto «piel de naranja», y consiste en depresiones del trayecto de las venas del plexo superficial, que resultan más llamativas al elevar la extremidad. Se cree que se debe a que, al no estar afectadas la epidermis y la dermis superficial, conservan su elasticidad y, por tanto, se deprimen al colapsarse las venas superficiales, que están rodeadas de un tejido inflamado y fibrosado4.
Responsabilidades éticasProtección de personas y animalesLos autores declaran que para esta investigación no se han realizado experimentos en seres humanos ni en animales.
Confidencialidad de los datosLos autores declaran que han seguido los protocolos de su centro de trabajo sobre la publicación de datos de pacientes.
Derecho a la privacidad y consentimiento informadoLos autores declaran que en este artículo no aparecen datos de pacientes.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.